La peña del halcón

Siglos atrás, un misti montó en su caballo y lo dejó tomar el rumbo que quisiera. El animal recorrió el valle durante todo el día. Cansado de tanto galopar, se detuvo a descansar cuando ya era noche cerrada.

Al despertar, recorrió el lugar con la mirada y supo que nunca había estado allí. Es más, estaba seguro de que jamás persona alguna había puesto el pie en ese lugar. Era una planicie muy grande, cubierta de árboles y vegetación, y donde los animales de rapiña, los zorros y las vizcachas pululaban a su alrededor sin mostrarle temor alguno. Era tal la desolación y el peligro que veía en aquellos animales, que se sintió asustado.

A lo lejos veía el cauce seco del que debería haber sido un río caudaloso, y solo quedaban dos peñas separadas

En cuanto el sol ascendía, tres quillinchos aparecieron surcando el cielo y se posaron cerca de donde reposaba el cuerpo de un enorme zorro. Pero del otro extremo del valle llegaron tres halcones para disputar a los quillinchos los restos del zorro.

Pronto las aves se envolvieron en una larga pelea, que debería poner fin a la antigua disputa entre quillinchos y halcones. Pero los halcones se fueron impusiendo hasta que, finalmente, los quillinchos fueron derrotados y huyeron. Los halcones saltaron hacia la presa y despedazaron entre sus picos la carne del zorro y no se detuvieron hasta que hubieron saciado su apetito. Entonces el halcón más grande, que parecía el jefe de su especie, voló hacia la gran peña, sacudió sus grandes alas y acicaló su hermoso plumaje. Hizo notar así su presencia entre las otras aves, que huyeron lejos de aquel lugar.

Luego de ver aquel espectáculo, el misti regresó a su casa, seguro de que había atestiguado un hecho de gran significación para el futuro de los suyos. Días después buscó al anciano de su pueblo, a quien contó lo que había presenciado.

Sorprendido, el anciano pidió al misti que lo lleve al mismo lugar donde se posó el halcón. En cuanto vio la peña, el anciano cayó de rodillas y dijo:

—Algún día mucha gente llegará a vivir en este sitio. La peña grande donde voló el halcón que ganó la pelea se llamará Huamancaca Chico.

En quechua huaman  se refiere al halcón y qaqa a la roca grande; es decir la peña del halcón.

 

Fuente: Juan Artemio Macuri Cochachi (1931)

Poblador de Huamancaca Chico

Relato recogido por: Debora Martinez Sanchez

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